Hace diez años había bastante poco para festejar, ¿no?...
AC: Hace diez años nosotros no sabíamos qué hacer en el país... Veníamos de que nos cerraran todas las posibilidades y proyectos de humor, estábamos todos separados... Yo estaba trabajando en publicidad, en un pequeño departamento que me quedó en la calle Piedras después de la experiencia de la revista "Chaupinela" en el'75. Uno délos clientes de esa agencia era una editor de Cielo-sur. Sus dueños eran Ricardo Portal y Rubén Alpellani; y reiteradamente me pedían proyectos editoriales porque ellos tenían una pequeña empresa con dos o tres revistas que andaban más o menos bien, pero de un nivel muy bajo. Hacían publicaciones imitando la línea de Dante Quinterno... Con Ricardo Portal habíamos tenido la experiencia de "Satiricón", él fue uno de los socios. Era experto en la distribución de revistas y tenía buenos contactos con papeleros e imprenteros; eso que los creativos, los redactores y diseñadores casi nunca tienen. Pero el necesitaba creativos, y me pidieron que yo preparara algo. Insistí mucho tiempo proponiendo revistas de humor pero estaban prácticamente prohibidas en la Argentina desde el cierre de "Satiricón" en la época de Videla, en el '76. En síntesis, redactores y dibujantes estábamos muy separados, muy mal. Por fin esta gente de Cielosur aceptó la idea de hacer un proyecto de humor. Ellos ponían una parte de la editorial y conseguían los créditos con los papeleros, porque no se podía hacer una revista sin plata. Pero necesitábamos algún dinero para montar la parte de redacción...
¿Quién lo puso?
AC: Bueno, ese dinero salió de aquel proyecto que se cerró en el '75, "Chaupinela", una revista quincenal que duró un año. Creo que había editados 24 números de esa publicación. Entonces decidimos hacer un número especial de "Chaupinela", algo así como un "suplemento". Teníamos el material de imprenta, 31 películas y fotocromos ya hechos... Seleccionamos el mejor material publicado e hicimos una primera tirada que nos salió bastante bien. Editamos cuarenta mil ejemplares y vendimos cerca de treinta. Luego hicimos un segundo número con otro material que quedó, aunque éste no salió muy bien porque era todo "emparchado"; corregimos cosas y agregamos algo nuevo. Pese a todo, ese segundo número también funcionó muy bien y con el dinero que recaudamos empezamos con el proyecto de "Humor".
Los dineros fueron químicamente puros, entonces...
AC: Provenían del público lector, en realidad... Creo que el punto de partida de "Humor", en todo sentido, nace en aquel año '75 con "Chaupinela", y no con "Satiricón". "Chaupinela" era decididamente una revista de humor político, que se enfrentó a López Rega con todo en la última parte del gobierno de Isabel Perón. El enfrentamiento fue muy duro hasta que hubo un juicio, por parte de Isabel, que prácticamente terminó con la revista.
¿Y vos, Tomás, cómo te acercas en esa primera etapa? ¿Qué estabas haciendo?... Llegaste a la revista un mes antes de la salida del primer número...
TS: Claro, ante ese llamado de rejuntar gente yo me acerqué. Había estado en las otras publicaciones que Andrés nombraba, y si no tuve mas miedo fue un poco por inconsciencia. Creo que eran ganas de trabajar, pero en realidad sabíamos que la situación era muy dura. Yo hacía sucesivas changas. En ese momento estaba en una revista para muebleros, redactando y dibujando.
AC: Además, no se sabía cuánto tiempo iba a durar el proyecto, porque cuando lo estábamos preparando tuvimos dos o tres experiencias; por ejemplo, con Landrú... Recibíamos a través de algunos dibujantes sus mensajes, diciendo que no siguiéramos porque iban a cerrar todas las revistas de humor. Una vez lo fui a visitar a Sábat a "Clarín" y me encontré con Landrú. Allí me dijo que él se reunía con Harguindeguy, y que sabía que en cuanto saliera algo parecido a Chaupineía" o "Satiricón" moría.
TS: Creo que todavía en ese momento Landrú hacia "Tía Vicenta", que era una revista mucho más potable.
Y casi oficialista...
TS: Claro, ofrecía muchísimos menos riesgos. Había gente escribiendo y dibujando en' 'Tía Vicenta'
AC: Reitero: en esos momentos Landrú hablaba con Harguindeguy, con Massera y con toda esa gente; es más, hasta muchas veces para decidir la tapa hablaba con ellos, pedía permiso... Pero, volviendo a los colaboradores, el que insistió hasta resultar casi insoportable, fue Fabre... En esa pequeña agencia de publicidad de la que hablaba antes, aparecía Fabregat v pedía por favor que hicieramos la revista de humor que le debíamos a la gente, aquella que se truncó con ''Chaupineía''... Creo que venía todos los días a insistir en que hiciéramos "Humor"... También hubo dibujantes conocidos que estuvieron siempre con nosotros, que en esos primeros números no quisieron trabajar. Estaban mal por que esos proyectos anteriores los salpicaron un poco políticamente, y estaban como de prestados en el país; el caso de Tabaré, por ejemplo... Tabaré esperó para poder trabajar; tenía un miedo lógico, porque es uruguayo, como Fabre, y venían de un país muy difícil que pasaba también por un momento terrible.
¿Creen que "Humor" hubiera podido salir antes?
AC: No, creo que antes del '78 no... Ya a "Satiricón" la habían cerrado en marzo del '76, y creo que no se hubiera podido hacer antes; se hizo lo antes posible...
El número uno salió con todas las dificultades, pero satirizando el mundial del 78 y se la declaró de "exhibición limitada".
¿Qué pasó?
AC: Creo que hubiera pasado con cualquier revista nuestra: revistas a perseguir por el gobierno militar y por algunos grupos que están siempre con los gobiernos militares, y no militares, porque se dedican a censurar la inteligencia o a tratar de que el nivel cultural de los argentinos baje cada vez más. "Humor" salió sin ningún material que pudiera ser censurado por el gobierno, pero tuvo la calificación de exhibición limitada. Para salvar la publicación tuvimos que ir a ver a una comisión de moralidad que funcionaba en el Centro Cultural General San Martín, líderada por un burócrata municipal llamado Altamiranp, que sigue trabajando en la Municipalidad. Me acuerdo también que logramos reunimos con esa comisión por medio de un señor amigo,- Kuminsky, sobrino de Ernesto Sábato — que consiguió un contacto. Ahí fuimos a pelear por la publicación; y entre los integrantes de esa comisión estaba el crítico cinematográfico, y ahora creo que jefe de prensa de la Corte Suprema, Héctor Grossi. Allí nos dijeron que esas publicaciones le hacían muy mal al país, que los chicos de seis o siete años que se acercaban a los kioscos podían encontrarse con una publicación como esa y les iba anacer muy mal... "Humor" les hacía mal, pero lo que estaba pasando en el país, los asesinatos y secuestros, parece que no... Bueno, había también un representante de la Iglesia que era muy duro, el más duro de ellos, pero logramos que esa comisión permitiera la salida de la revista una vez más; querían tener la experiencia de otro numero en la calle.
Tomás, se puede pensar que una revista tan cuidada desde los primeros números se hacía en las mejores condiciones. ¿Por qué no cortas tu experiencia como jefe de redacción, cómo trabajaban, qué cosas pasaban adentro?
TS: Claro, era cuidada en el sentido de que queríamos subsistir. Decíamos lo que nos íbamos animando, con alguna sutileza... En cuanto a lo otro, yo era jefe de una redacción inexistente; la gente que había adentro era muy poca, venían algunos colaboradores...
AC: Seríamos seis o siete... Tomás trabajaba casi solo; en diagramación estaba yo, solo también, y en armado — con un ayudante que pescaba poco de eso — el gordo Pérez Larrea; que todavía sigue acá...
TS: En ese momento se iba incorporando Fabregat... Estábamos —era en Piedras 482— en un sucucho, prácticamente; un departamento de tres o cuatro oficinitas, donde no había casi muebles... Yo escribía mudándome de un rincón a otro y a veces llegué a hacerlo sentado en una pila de diarios porque faltaban sillas... No cuento esto para exagerar las dificultades de esos días, pero eran momentos de mucha vacilación y duda, y recién nos estábamos armando. La revista era mensual. Había que "peinar" bástantelas notas, cuidándonos de alguna posible clausura... El número siete, por ejemplo, también tuvo problemas por la llegada de los reyes de España en visita oficial, a la que el gobierno de Videla le dio mucha importancia; y en nuestra tapa aparecía López Rega debajo del vestido de la reina.
AC: Ahí lo que hicieron fue suspender la salida de la publicación; y tuvimos que volver nuevamente a la Municipalidad a tratar el tema. Nos dijeron que lo estaban estudiando, que la tapa molestaba mucho porque estaban los reyes de España, y podía molestarlos a ellos. El gobierno estaba tratando de "legalizarse" internacionalmente y nosotros ahí le creabamos un problema. Una semana despues, una vez que se fueron los reyes, la dejaron salir, pero también con exhibícíon limitada: no se podía exhibir la tapa en los kioscos, solamente el título...
¿Tuviste alguna respuesta por parte de otros editores importantes o consolidados en el mercado, alguna sensación de apoyo para la revista?
AC: No, nunca. Te digo más, en los momentos más difíciles no estuvo casi nadie. Estuvieron algunos políticos, gente que se acercó porque eran lectores y ya cuando la revista estaba muy consolidada. Pero por ejemplo, leo hace poco en 'Clarín' que ADEPA está muy mal con el gobierno, lo enfrenta y habla de democracia y de libertad; pero a nosotros nunca se acercó. Las grandes organizaciones periodísticas nunca estuvieron de nuestro lado; al contrario: creo que esperaban que esta revista no siguiera adelante...
Andrés, vos además te convertiste en caricaturista. Además de todo el trabajo, hacías las tapas...
AC: Sí, sí, hacía las tapas, porque también las hice en "Chaupinela''. Había que diagramar, hacer las portadas...
¿A partir de qué momento decidiste dejar de hacer las tapas e incorporar a Izquierdo Brown?; alguien que ya no está, además...
AC: Sí, se incorpora Izquierdo pero lo hacemos juntos, porque a él le costaba hacer el color, de manera que plantaba las caricaturas a lápiz y yo las terminaba; eso lo hicimos ya en el'83.
Después las sigue Carlos Mine.
AC: Sí, pero fue un cambio lento... Las hicimos con Izquierdo primero; después el que le dio color a los dibujos de Izquierdo fue Niné, y por una pequeña disputa de entrecasa —no se sabía quién se iba a quedar con los originales—, terminó haciéndolas sólo Nine.
Esos cambios se operaban en las tapas, ¿y en los textos? A partir del '79, año en que la revista, de tirar 25 mil ejemplares pasa a cuadriplicar las ventas, también se opera un cambio importante en el contenido. Deja de ser tan gráfica para pasar a ser más política; ¿qué pasaba con la gente, cuáles fueron los primeros indicios de que la revista entraba?
TS: Una de las señales que nos animó bastante, fueron las primeras respuestas
del público. El correo tuvo enseguida un espacio, porque había mucha gente que se reencontraba con nuestro grupo, y que había sido lectora de las publicaciones anteriores. Otro indicio fue que empezaron a llegar los primeros juicios; primero a raíz de notas que tenían bastante difusión — en general las hacía Fabre o algún otro colaborador que aportaba datos— . Espacio que se llamaba "La ruta de los corsarios'. Eran denuncias acerca de deslealtades comerciales, por ejemplo, escritas en un lenguaje a veces demasiado audaz, pero siempre con datos fehacientes. Allí empezaron a aparecer las primeras querellas de algunas empresas que se veían denunciadas. Eso nos daba la señal de que la revista se difundía mucho y de que los lectores la empezaban a tomar como un vehículo de protesta, porque escribía gente a la que habían engañado con la compra de un auto o con un lavarropas berreta.
En esa época "Humor" todavía era mensual, ¿no?
TS: Sí, fue mensual durante los primeros seis meses; a partir de enero o febrero del '79 empezó a ser quincenal.
AC: Hace diez años nosotros no sabíamos qué hacer en el país... Veníamos de que nos cerraran todas las posibilidades y proyectos de humor, estábamos todos separados... Yo estaba trabajando en publicidad, en un pequeño departamento que me quedó en la calle Piedras después de la experiencia de la revista "Chaupinela" en el'75. Uno délos clientes de esa agencia era una editor de Cielo-sur. Sus dueños eran Ricardo Portal y Rubén Alpellani; y reiteradamente me pedían proyectos editoriales porque ellos tenían una pequeña empresa con dos o tres revistas que andaban más o menos bien, pero de un nivel muy bajo. Hacían publicaciones imitando la línea de Dante Quinterno... Con Ricardo Portal habíamos tenido la experiencia de "Satiricón", él fue uno de los socios. Era experto en la distribución de revistas y tenía buenos contactos con papeleros e imprenteros; eso que los creativos, los redactores y diseñadores casi nunca tienen. Pero el necesitaba creativos, y me pidieron que yo preparara algo. Insistí mucho tiempo proponiendo revistas de humor pero estaban prácticamente prohibidas en la Argentina desde el cierre de "Satiricón" en la época de Videla, en el '76. En síntesis, redactores y dibujantes estábamos muy separados, muy mal. Por fin esta gente de Cielosur aceptó la idea de hacer un proyecto de humor. Ellos ponían una parte de la editorial y conseguían los créditos con los papeleros, porque no se podía hacer una revista sin plata. Pero necesitábamos algún dinero para montar la parte de redacción...
¿Quién lo puso?
AC: Bueno, ese dinero salió de aquel proyecto que se cerró en el '75, "Chaupinela", una revista quincenal que duró un año. Creo que había editados 24 números de esa publicación. Entonces decidimos hacer un número especial de "Chaupinela", algo así como un "suplemento". Teníamos el material de imprenta, 31 películas y fotocromos ya hechos... Seleccionamos el mejor material publicado e hicimos una primera tirada que nos salió bastante bien. Editamos cuarenta mil ejemplares y vendimos cerca de treinta. Luego hicimos un segundo número con otro material que quedó, aunque éste no salió muy bien porque era todo "emparchado"; corregimos cosas y agregamos algo nuevo. Pese a todo, ese segundo número también funcionó muy bien y con el dinero que recaudamos empezamos con el proyecto de "Humor".
Los dineros fueron químicamente puros, entonces...
AC: Provenían del público lector, en realidad... Creo que el punto de partida de "Humor", en todo sentido, nace en aquel año '75 con "Chaupinela", y no con "Satiricón". "Chaupinela" era decididamente una revista de humor político, que se enfrentó a López Rega con todo en la última parte del gobierno de Isabel Perón. El enfrentamiento fue muy duro hasta que hubo un juicio, por parte de Isabel, que prácticamente terminó con la revista.
¿Y vos, Tomás, cómo te acercas en esa primera etapa? ¿Qué estabas haciendo?... Llegaste a la revista un mes antes de la salida del primer número...
TS: Claro, ante ese llamado de rejuntar gente yo me acerqué. Había estado en las otras publicaciones que Andrés nombraba, y si no tuve mas miedo fue un poco por inconsciencia. Creo que eran ganas de trabajar, pero en realidad sabíamos que la situación era muy dura. Yo hacía sucesivas changas. En ese momento estaba en una revista para muebleros, redactando y dibujando.
AC: Además, no se sabía cuánto tiempo iba a durar el proyecto, porque cuando lo estábamos preparando tuvimos dos o tres experiencias; por ejemplo, con Landrú... Recibíamos a través de algunos dibujantes sus mensajes, diciendo que no siguiéramos porque iban a cerrar todas las revistas de humor. Una vez lo fui a visitar a Sábat a "Clarín" y me encontré con Landrú. Allí me dijo que él se reunía con Harguindeguy, y que sabía que en cuanto saliera algo parecido a Chaupineía" o "Satiricón" moría.
TS: Creo que todavía en ese momento Landrú hacia "Tía Vicenta", que era una revista mucho más potable.
Y casi oficialista...
TS: Claro, ofrecía muchísimos menos riesgos. Había gente escribiendo y dibujando en' 'Tía Vicenta'
AC: Reitero: en esos momentos Landrú hablaba con Harguindeguy, con Massera y con toda esa gente; es más, hasta muchas veces para decidir la tapa hablaba con ellos, pedía permiso... Pero, volviendo a los colaboradores, el que insistió hasta resultar casi insoportable, fue Fabre... En esa pequeña agencia de publicidad de la que hablaba antes, aparecía Fabregat v pedía por favor que hicieramos la revista de humor que le debíamos a la gente, aquella que se truncó con ''Chaupineía''... Creo que venía todos los días a insistir en que hiciéramos "Humor"... También hubo dibujantes conocidos que estuvieron siempre con nosotros, que en esos primeros números no quisieron trabajar. Estaban mal por que esos proyectos anteriores los salpicaron un poco políticamente, y estaban como de prestados en el país; el caso de Tabaré, por ejemplo... Tabaré esperó para poder trabajar; tenía un miedo lógico, porque es uruguayo, como Fabre, y venían de un país muy difícil que pasaba también por un momento terrible.
¿Creen que "Humor" hubiera podido salir antes?
AC: No, creo que antes del '78 no... Ya a "Satiricón" la habían cerrado en marzo del '76, y creo que no se hubiera podido hacer antes; se hizo lo antes posible...
El número uno salió con todas las dificultades, pero satirizando el mundial del 78 y se la declaró de "exhibición limitada".
¿Qué pasó?
AC: Creo que hubiera pasado con cualquier revista nuestra: revistas a perseguir por el gobierno militar y por algunos grupos que están siempre con los gobiernos militares, y no militares, porque se dedican a censurar la inteligencia o a tratar de que el nivel cultural de los argentinos baje cada vez más. "Humor" salió sin ningún material que pudiera ser censurado por el gobierno, pero tuvo la calificación de exhibición limitada. Para salvar la publicación tuvimos que ir a ver a una comisión de moralidad que funcionaba en el Centro Cultural General San Martín, líderada por un burócrata municipal llamado Altamiranp, que sigue trabajando en la Municipalidad. Me acuerdo también que logramos reunimos con esa comisión por medio de un señor amigo,- Kuminsky, sobrino de Ernesto Sábato — que consiguió un contacto. Ahí fuimos a pelear por la publicación; y entre los integrantes de esa comisión estaba el crítico cinematográfico, y ahora creo que jefe de prensa de la Corte Suprema, Héctor Grossi. Allí nos dijeron que esas publicaciones le hacían muy mal al país, que los chicos de seis o siete años que se acercaban a los kioscos podían encontrarse con una publicación como esa y les iba anacer muy mal... "Humor" les hacía mal, pero lo que estaba pasando en el país, los asesinatos y secuestros, parece que no... Bueno, había también un representante de la Iglesia que era muy duro, el más duro de ellos, pero logramos que esa comisión permitiera la salida de la revista una vez más; querían tener la experiencia de otro numero en la calle.
Tomás, se puede pensar que una revista tan cuidada desde los primeros números se hacía en las mejores condiciones. ¿Por qué no cortas tu experiencia como jefe de redacción, cómo trabajaban, qué cosas pasaban adentro?
TS: Claro, era cuidada en el sentido de que queríamos subsistir. Decíamos lo que nos íbamos animando, con alguna sutileza... En cuanto a lo otro, yo era jefe de una redacción inexistente; la gente que había adentro era muy poca, venían algunos colaboradores...
AC: Seríamos seis o siete... Tomás trabajaba casi solo; en diagramación estaba yo, solo también, y en armado — con un ayudante que pescaba poco de eso — el gordo Pérez Larrea; que todavía sigue acá...
TS: En ese momento se iba incorporando Fabregat... Estábamos —era en Piedras 482— en un sucucho, prácticamente; un departamento de tres o cuatro oficinitas, donde no había casi muebles... Yo escribía mudándome de un rincón a otro y a veces llegué a hacerlo sentado en una pila de diarios porque faltaban sillas... No cuento esto para exagerar las dificultades de esos días, pero eran momentos de mucha vacilación y duda, y recién nos estábamos armando. La revista era mensual. Había que "peinar" bástantelas notas, cuidándonos de alguna posible clausura... El número siete, por ejemplo, también tuvo problemas por la llegada de los reyes de España en visita oficial, a la que el gobierno de Videla le dio mucha importancia; y en nuestra tapa aparecía López Rega debajo del vestido de la reina.
AC: Ahí lo que hicieron fue suspender la salida de la publicación; y tuvimos que volver nuevamente a la Municipalidad a tratar el tema. Nos dijeron que lo estaban estudiando, que la tapa molestaba mucho porque estaban los reyes de España, y podía molestarlos a ellos. El gobierno estaba tratando de "legalizarse" internacionalmente y nosotros ahí le creabamos un problema. Una semana despues, una vez que se fueron los reyes, la dejaron salir, pero también con exhibícíon limitada: no se podía exhibir la tapa en los kioscos, solamente el título...
¿Tuviste alguna respuesta por parte de otros editores importantes o consolidados en el mercado, alguna sensación de apoyo para la revista?
AC: No, nunca. Te digo más, en los momentos más difíciles no estuvo casi nadie. Estuvieron algunos políticos, gente que se acercó porque eran lectores y ya cuando la revista estaba muy consolidada. Pero por ejemplo, leo hace poco en 'Clarín' que ADEPA está muy mal con el gobierno, lo enfrenta y habla de democracia y de libertad; pero a nosotros nunca se acercó. Las grandes organizaciones periodísticas nunca estuvieron de nuestro lado; al contrario: creo que esperaban que esta revista no siguiera adelante...
Andrés, vos además te convertiste en caricaturista. Además de todo el trabajo, hacías las tapas...
AC: Sí, sí, hacía las tapas, porque también las hice en "Chaupinela''. Había que diagramar, hacer las portadas...
¿A partir de qué momento decidiste dejar de hacer las tapas e incorporar a Izquierdo Brown?; alguien que ya no está, además...
AC: Sí, se incorpora Izquierdo pero lo hacemos juntos, porque a él le costaba hacer el color, de manera que plantaba las caricaturas a lápiz y yo las terminaba; eso lo hicimos ya en el'83.
Después las sigue Carlos Mine.
AC: Sí, pero fue un cambio lento... Las hicimos con Izquierdo primero; después el que le dio color a los dibujos de Izquierdo fue Niné, y por una pequeña disputa de entrecasa —no se sabía quién se iba a quedar con los originales—, terminó haciéndolas sólo Nine.
Esos cambios se operaban en las tapas, ¿y en los textos? A partir del '79, año en que la revista, de tirar 25 mil ejemplares pasa a cuadriplicar las ventas, también se opera un cambio importante en el contenido. Deja de ser tan gráfica para pasar a ser más política; ¿qué pasaba con la gente, cuáles fueron los primeros indicios de que la revista entraba?
TS: Una de las señales que nos animó bastante, fueron las primeras respuestas
del público. El correo tuvo enseguida un espacio, porque había mucha gente que se reencontraba con nuestro grupo, y que había sido lectora de las publicaciones anteriores. Otro indicio fue que empezaron a llegar los primeros juicios; primero a raíz de notas que tenían bastante difusión — en general las hacía Fabre o algún otro colaborador que aportaba datos— . Espacio que se llamaba "La ruta de los corsarios'. Eran denuncias acerca de deslealtades comerciales, por ejemplo, escritas en un lenguaje a veces demasiado audaz, pero siempre con datos fehacientes. Allí empezaron a aparecer las primeras querellas de algunas empresas que se veían denunciadas. Eso nos daba la señal de que la revista se difundía mucho y de que los lectores la empezaban a tomar como un vehículo de protesta, porque escribía gente a la que habían engañado con la compra de un auto o con un lavarropas berreta.
En esa época "Humor" todavía era mensual, ¿no?
TS: Sí, fue mensual durante los primeros seis meses; a partir de enero o febrero del '79 empezó a ser quincenal.
... continuara!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario