El creador de Macanudo 6 habla de las cinco mil tapas que dibujó, de su niñez, de la relación con los animales en la vida y en su obra, y de cómo sobrevivió a la escuela, donde cultivó el perfil bajo para evadirse de los patoteros. En los recreos dibujaba guerras de galaxias a modo de consuelo por ser un pésimo jugador de fútbol. Además, confiesa el amor inefable que siente por su hija Matilde y revela alguna rareza como su gusto por las pesadillas.
Por Rodolfo braceli
Para LA NACION
Si es conejo, no es persona. Si no es persona, ¿cómo caramba se lo entrevista? Esta ignorancia es, con permiso de la palabra, macanuda. Allá voy: ascensor, cuatro pisos, timbre, Liniers me abre su puerta E... Ayayito, está con un amigo. Si se queda, la conversa se cortará como ciertas mayonesas: siempre que asoma un tercero, preguntas y respuestas pierden virginidad, desafinan. Me resulta violento y doloroso pedirle al amigo que nos deje solos. Ejecuto esa crueldad. Pañuelos. Adiós amigo, adiós.
Rápido veo: esto es un tres ambientes tomado como estudio y continente de un bebé que todavía no camina. Las pinturas de Liniers cubren buena parte de las paredes. Entrando, a la derecha, las cajas de Macanudo 6: quedan varios cientos de ejemplares cuyas tapas el autor dibujará, una por una. El parquet, pintado de blanco, tiene tramos despegados. Pronto tropiezo. Bajito maldigo al conejo. Pero sigo, busco más con el olfato que con la vista: supongo un disparate, que el historietista en algún rincón esconde una jaula con un conejo real. Nada en la terracita. ¿En el baño tal vez? Averiguaré después.
Mientras Liniers resuelve algo pendiente, pienso: sus historietas están más pobladas de animales que de personas. Cada vez que él los enfrenta uno siente que el bicho es intensamente humano. ¿Y el humano? No tanto. Digamos que el animalito sale ganando. O perdiendo.
Todos queremos alumbrar las claves de sus historietas, los secretos de su encantamiento. ¿El arma de Liniers es su impunidad? Sólo los niños se atreven a contar una nada como si fuera una aventura. ...l, a veces personaje de sus tiras, cuenta lo que hace con alevosa inocencia. Por ejemplo, le envía carta a Kevin Johansen. En el primer cuadrito le pregunta: "¿Cómo va la gira?" En el segundo le dice: "Por acá no pasa nada?" En el tercero le aclara: "Bah, nada no. Me compré ¡anteojos nuevos!"
Todo es posible a partir de la impunidad de su poesía. Gato, jirafa, pingüinos, robot, oso de peluche, aceituna forman parte de la población mundial en el mismo censo que nosotros, los famosos racionales inventores de los daños colaterales. Liniers tiene gracia sin descender al chiste. Anda, lo más campante, con la llavecita de lo primordial. ¿Cuál es? Menos pregunta Dios y perdona.
Pero, sin preguntar, ¿qué sentido tiene la Vida? Voy por esa llavecita. Quiero averiguar cómo cranea y siente este tipo que con tanta facilidad nos mete dentro de la cordial pesadilla del candor. Cómo es el mundito de este dibujante que relata las cosas más menudas, las virutas de lo cotidiano. ¿En qué consiste ser Liniers? Si lo supiera, no lo diría para no trizar la inocencia.
Enseguida estará enteramente para la conversación. Mientras, hojeo al azar sus sucesivos Macanudo ...
La nena con el volantín tropieza, cae, suelta la piola y "¿por qué a mí?"
Gutiérrez se va al campo para sentirse menos solo.
Oliverio aceituna. Con otras aceitunas está viendo Casablanca . De sus lágrimas snif snif snif sale el aceite de oliva.
Conejo Liniers dibuja su tira. Se le vuelca la tinta. Lo cuenta. Todo lo convierte en aventura este joven.
Oliverio, aceituna al fin, ahí está, hincado: pide clemencia ante un palillero. Pobrecito.
Sigue lloviendo en las tiras de Liniers. En el asiento de atrás de un auto él mira cómo las gotas corren carreras en la ventanilla.
"Iba en el 130, de golpe miré por la ventana... y en un taxi pasaba Juanita ¡qué casualidad!" Eso es todo. Liniers lo cuenta maravillado. Una y otra vez la epopeya de lo menudo.
-¿Cómo hiciste para dibujar 5 mil tapas a mano?
-Menos televisión. Encendía y no miraba. ¿Viste que no tenés que mirar los Simpson todo el tiempo?
-Pobres cervicales. Habrás quedado colifato tras ese rally.
-Sí. Me acuerdo de Chaplin en Tiempos modernos , ajustando tuercas? chuck chuck check. Cuando termina sale y sigue con el chuk chuk chek. Tuve días en los que me quedaba la cabeza diciendo Macanudo, Macanudo?
-Veamos si tu cabeza responde. Tu edad.
-Nací el 15 de noviembre del 73... tengo 35. Faltaban unos tres años para el Proceso? Tengo algo con los años 70: hay gente de mi generación que habla muy heroicamente sin haberla vivido. A mí no me da la cara para hacerme mucho el héroe. No pude asumir una posición, pero admiro y respeto a la gente que se la jugó.
-¿Te imaginás en ese tiempo con 15 años más?
-¿La verdad? No. Por suerte no me tocó vivir eso. Tuve una vida como muy pareja. En el 83 me empecé a dar cuenta de que era ciudadano. Recuerdo lo de Alfonsín, yo tenía 10 y pensé: "Ah, claro, los presidentes se eligen así". Era hincha de Alfonsín por mi viejo. Lo pasado en los años 70 es como imaginarme estar ahora en Irak. Hasta que no estás no podés decir yo haría esto o lo otro... No asumo que reaccionaría bien ni mal, creo que reaccionaría bien, pero...
-Te quedarán imágenes del Mundial 78.
-Anduve golpeando cacerolas, algo que después cambió de significado. Mi tía me estaba cuidando y golpeábamos juntos. Creo que las cacerolas que se usaron en años recientes deberían haberse usado en esa época, ¿no? El significante estaba como mal ubicado en el tiempo.
-¿Te apetece ser argentino?
-Me veo ciudadano del mundo. No soy el argentino que se enorgullece de la birome. Como ciudadano del mundo te podés enorgullecer de todas las cosas buenas, barcos, imprenta, de todo. En Uruguay vi esta pintada: "El patriotismo es egocentrismo en masa". Buenísimo.
-Nada más casual que el lugar en el que caemos al nacer.
-Pero claro. Con los viajes aprendí que el nacionalismo no tiene mucha lógica. Es buena la defensa cultural, pero la diversidad hace al mundo más interesante.
-¿De donde viene Liniers?
-De mi viejo, siempre abogado de la cervecería Quilmes. Y de mi vieja, ¡que hizo de todo! A ella le daba por dibujar cuadritos, unos monitos, yo la miraba mucho. Debe haber influido. También hacía pantuflas y yo las repartía. Después dicen: "Es tan tierno Liniers..." Es que si repartís pantuflas te ponés más tierno. Imaginate: estaban los militares y las pantuflas de mi mamá eran de toalla rosa.
-¿Cómo te fue en la escuela?
-Muy de pasar inadvertido. Como mi apellido es Siri, estaba en la lista del medio para abajo?Iba a un colegio de varones y el recreo era una versión chiquita de El señor de las moscas . Tenía que ir a sobrevivir quince minutos, los pibes grandes te querían sacar plata, la locura. Con mi amigo decíamos: "Si abstraés, esto es como un manicomio"? Busqué un perfil bajo para que no me molestaran los molestadores. Y no fui ni muy buen alumno ni muy malo, la especialidad del fantasma. Era un gran mediocre. Sobre todo en matemática. A partir del cuarto grado, que es cuando te enseñan a dividir, nunca más entendí nada.
-Pésimo rey serías si no sabés dividir.
-Aun hoy tardo un rato en sacar 350 dividido 8. Ni siquiera Adrián Paenza conseguiría algo de mí.
-Tus estudios para dónde rumbearon, ¿veterinario tal vez?
-En mi familia la idea era que estaban las carreras serias y las de vagos: bellas artes, actor... era como más sospechoso. Aunque me gustaba dibujar, me anoté en Derecho. Mi viejo me decía que el Derecho soluciona todo. Entonces yo una vez hice un chiste dedicado a él, donde hay una especie de Titanic y uno de los sobrevivientes en un bote exclama "¡No se preocupen, soy abogado!" Bueno, no hubo caso con el Derecho. Me fui a Ciencias de la Comunicación; después me metí en publicidad. Al final les tuve cariño a esas carreras.
-¿Por?
-Porque me mostraron lo que no quería hacer. Cuando me di cuenta de que iba por la historieta, algo en la cabeza me empezó a hacer ruido: la cuestión económica. Decía: me gusta dibujar, pero no existe vivir de esto. Para mí, Quino, Fontanarrosa, Maitena eran abstracciones, no seres humanos; eran Sócrates y Aristóteles y Platón. Gente mágica. Desesperé: no me va a salir nunca nada como a ellos. ¿Dibujar yo? Mejor una carrera, una salida económica. Derecho, desastre. Publicidad, desastre. Ahí me puse a dibujar historieta y me dije: no ganaré plata, pero voy a disfrutar mucho mi vida. ¡Y ahí empecé a ganar plata! Tenía 25 años. Antes publicaba viñetas en Radar , de onda, porque no había guita. Lo bueno era que tampoco me podían echar. Hasta que el editor del suplemento No me preguntó si tenía historietas. Le pasé un chorizo gigante y le gustaron? algunas. Seis meses solucionados. Un flechazo: estaba clarísimo lo que quería hacer y lo que no y ta ta ta, ya no me paró nadie. Yo era un loco obsesivo que dibujaba todo el día.
-Así llegaste a la ocurrencia de editar un libro con miles de tapas a mano, una por una.
-Nunca imaginé que yo iba a poder publicar un libro. Hoy todavía me sorprende. En cuanto a la ocurrencia de dibujar cada tapa, fue así: estábamos con Daniel Divinsky y Kuki Miller, mis editores de La Flor. Yo les explicaba que en cada Macanudo quería que el lenguaje fuese diferente en la tapa. Ahí Kuki me dice: "Un día vas a dibujar todas a mano; vos estás loco". Se me abrieron los ojos como dos platos, y dije: "Sí, Kuki, gracias. ¡Tengo que hacer eso!" Y Kuki: "Es un chiste". "No, no, no ¡voy a hacerlo!" Y bueno, llegó Macanudo 6 y al principio iba a hacer mil tapas -eso quería mi mujer-, pero llegué a 5 mil.
-Semejante actividad, ¿influye en tus sueños?
-Cuando tengo que entregar cosas, suelo soñar que no puedo llegar al aeropuerto, al tren...
-¿Con qué mano dibujás?
-Con la derecha.
-A Borges le pregunté qué sentía al firmar tantos ejemplares. Me respondió: "Más que escritor me siento un atleta".
-¡Qué divino! Últimamente me pasa algo raro: es como un síndrome búmerang: yo termino de dibujar el libro, distribuidor, librería, alguien lo compra y ese alguien viene y me dice: "¿Me dibujás al gato Fellini?". Gracioso, ¿no?
(Suena el timbre. ¿El amigo que vuelve? No. Alguien puso mal el dedito. Aprovecho para mironear la mesa de dibujo. Un despelote. Liniers la describe orgulloso, rebosante de marcadores, lápices, acrílicos, frascos de tinta china y todo tipo de objetos inútiles. "Hay algo del desorden que me gusta. Mi mesa parece un cuadro de Jackson Pollock.")
-Estábamos hablando de tus sueños.
-Las pesadillas me encantan.
-Jamás escuché algo así.
-Porque cuando te despertás de una pesadilla terrible, decís "Ahhhh, está todo bien. No pasó nada, no estoy de nuevo en el colegio, ah ¡gracias!".
-Esto me recuerda a tu Enriqueta: no le importa rasparse las rodillas porque le gusta sacarse las cascaritas.
-Una vez soñé que me mataba un nazi y que me moría del todo. Después yo era un fantasma y estaba al lado del soldado y le gritaba ¡hijo de puta, me mataste!
-¿Y el soldado qué?
-No me escuchaba, yo era un fantasma. ¿Viste que en el sueño uno habla y en la vida real sale como lentificado? Mi mujer se despierta asustadísima por mis gritos. Tengo sueños super locos, hay uno en el que yo tenía que manejar un avión.
-Imaginá esto: ahora que Fontanarrosa no está, te viene a pedir asilo el perro Mendieta.
-Ah, el Negro. Cuando murió, salió todo el mundo a decir que era un buen tipo. A decirlo en serio. No es el caso de otros, como Neustadt. Se decía que era buen periodista para no opinar sobre el tipo. Se van todos los buenos y los malos tardan? yerba mala? Yo le agregaría: no se mueren pero sí se enferman bastante. Llegan al juicio y se enferman ¡justo!
-Mejor hablemos de animales. Pero en tu vida real.
-De chico tuve tortugas, pescaditos, una vez un gatito, porque somos de edificios y siempre me decían "Pobre bicho, lo vamos a tener encerrado en el departamento". Y yo pensaba: ¿y por qué estamos acá nosotros?
-Te salió metafísica la pregunta. ¿Por qué tantos animales en tus historietas?
-Son simpáticos. Pasa que si le hacés hacer a un animal algo ridículo, propio de las personas, eso se multiplica. Se vuelve más evidente lo absurdo de lo que hacemos. Si ponés que un elefante marino se quiere operar la nariz, es muy absurdo que lo haga para levantarse la autoestima.
-Veo en tu departamento muchas señales de una criatura.
-Sí, de Matilda. Estoy profundamente enamorado de ella. Tiene 9 meses y es una cosa perfecta. No entiendo que haya nadie que diga que un bebito no es perfecto? Veo en general como una obsesión, todo el mundo tiene que parecerse a la misma muñeca. Yo no querría que nunca en su vida Matilda sienta que tiene que cambiar algo para parecer linda a gente que ni siquiera la quiere. Es demasiado linda la experiencia y linda ella. Nunca pensé que tener un hijo era tan? tan?
-Estás paladeando a tu hija casi como lo hacen los abuelos.
-Mi laburo tiene grandes ventajas. Una es la posibilidad de disfrutar este bebito más que si hubiese sido abogado. ¡Me la traigo para acá! ...ste es un trabajo armado como para tener una vida muy disfrutable.
-¿A Matilda la tuviste con??
-Angie. Hace 20 años que nos conocemos. Desde los 14 estamos juntos, nos casamos hace 6, viajamos por todos lados ¡y ahora la niña!
-Se tomaron su tiempo para germinar a Matilda.
-Si a Matilda la hubiese tenido a los 25, no tenía plata para mantenerla. Yo a los 20 era super egoísta...
-Vuelve el tema. ¿Cómo te llevás con el dinero?
-No soy bueno con el dinero, me pierdo en los bancos, no entiendo de qué me hablan los contadores.
-Notable el entusiasmo que mostrás al hablar de tu hija. ¿Sentiste alguna vez la necesidad de, sin dejar de ser varón, estar embarazado en cuerpo propio?
-No me gusta el dolor, así que no tengo ningún problema en ser responsable de la parte disfrutable del proceso y no de la dolorosa.
-¿Qué te pasó cuando recibiste la noticia de tu paternidad?
-Momento muuuy lindo, estábamos viviendo en Montreal. Entonces iba al bosque, dibujaba, nos tomábamos un vino y qué sé yo. Así, en ese buen ambiente, apareció esta cosita. Mi mujer, Angie por Angélica, me muestra el Evatest y me dice: "¡Mirá, dos rayitas, dos rayitas!" Me levanto y ¡ahora vuelvo, ahora vuelvo! y salgo corriendo como loco dos cuadras, hasta el puesto de flores. Agarro directamente un ramo. ¿Son flores? Sí. Y de vuelta corro hasta Angie.
-Viviste bastante embarazado.
-Sí, sí, sí... pero hasta que no aparece no se te prefigura que es una persona, es como un pescadito que anda en la panza y de golpe es de verdad y se mueve y llora? faaah?
(Calor, 35 grados. Pero Liniers se frota los hombros. Casi lágrimas. Si el teléfono sonara ahora, él saltaría por los aires, y el departamento quedaría llovido por esquirlas de felicidad. No me animo a sacarlo del tema.)
-Como explicar esto... hasta el momento del nacimiento de un hijo el epicentro de tu vida sos vos. Incluso cuando te casás, es con alguien que te gusta a vos, hacés lo que te hace feliz a vos. Y de golpe todo se te mueve de una manera muy bruta: se ha corrido algo. Sentís que ella es la cosa más tenue del mundo, un diente de león. Es tan chiquitita y llora todo el día. Ahí sentís un miedo nuevo. Con su nacimiento, entendí por qué mis viejos me cagaban a pedos cuando a los 16 años yo volvía a mi casa a las tres de la mañana: estaban recagados de miedo. Al miedo ese ni me lo imaginaba; ya tuve pesadillas, cosas que le pasan al bebito? Estas pesadillas me dieron mil veces más miedo que cuando tuve que manejar un avión en mis sueños. Hace cinco meses soñé que ella se cortaba con un vidrio. Y no me recupero, aunque yo mil veces me rompí la cabeza? Aquí estoy, entre el amor y el pánico.
-Tus accidentes infantiles, ¿por el fútbol?
-Jaaa, el fútbol. Me ayudó mucho ser pésimo jugador. Ahí empecé a tenerle cariño al antihéroe. En el colegio el fútbol jerarquiza: el tipo que juega bien es admirado y el que no, recibe el "no podés errar ese gol ¡inútil!" Hay una cosa que es de estado militar, fascismo total: cuando se arman equipos, dos capitanes hacen pan y queso y después te ponen como un pelotón de fusilamiento. Ves que van eligiendo a todos menos a vos, y hasta eligen a un pibe con un yeso y vos te quedás siempre para el final con dos o tres chicos espásticos. Entonces en los recreos dibujaba guerras de galaxias.
-¿Y como espectador tampoco te anotás?
-Soy de Boca pero era de Ñuls por mi abuelo rosarino. Me divierten los mundiales, que es lo más femenino que podés decir en la Argentina.
-¿Se puede saber cómo te vino encarnar en un conejo?
-El conejo lo empecé a dibujar en Berlín. Cuando viajo dibujo a mano alzada y lápiz, para acordarme del viaje. Encontré ese lenguaje. Lo que hago son como letras, el dibujo es mi caligrafía. Me piden hacer algo sobre Berlín y no me pasa nada interesante. Ahí me dibujé con cara de conejo. Hay un registro de humor que me divierte mucho, que es el autor referente. Yo juego conmigo, me investigo. Ya en Bonjour me dibujaba a mí mismo, pero bue.
-¿Qué te pasó?
-Se ve que la vergüenza de dibujarme me autoagredía mucho. Si te fijás, siempre estoy llorando y pensando que me van a echar del diario. Al dibujarme como conejo, me saqué eso de encima, era como tener un disfraz.
-La impunidad de la careta. El conejo como testaferro.
-Exactamente. Hay papelones que hacés en fiestas de disfraces que no hacés en fiestas normales. Y esto es medio lo mismo. Hay cosas que son graciosas si pasaron de verdad y si yo las invento, no.
-¿Hasta qué punto mostrás tu intimidad con el conejo?
-No me interesa el reality show , no quiero mostrarme cuando voy al baño. Se sabe que estoy casado con Angie y que tengo una hija. Pero no quiero revelar mi intimidad, sólo quiero investigar ese registro de humor. Cuando uso al conejo, sé qué es lo que muestro y lo que no. Es un personaje. Mucho más íntimo puede ser un chiste que hago con Enriqueta o con el Robot Sensible. Ahí también hay un registro en el que me investigo. Admiro al humorismo de observación, a Maitena o Woody Allen? A mí me cuesta un montón eso.
-¿Tuviste un conejo en tus manos?
-Mmm... hace poco. ¡Son malísimos! Estaba un amigo con un conejito de los lindos y se le retobó y parecía un crucigrama, lo arañó, lo mordió.
-Madre mía, encima que los explotás, los juzgás? Según Konrad Lorenz, muy jodidas, sanguinarias, son las palomas. Se destrozan entre ellas.
-Si te fijás en las palomas de la ciudad, a veces les faltan dedos en las patitas.
-Así anda la paz del mundo.
-Jaaa... quizás ahí Picasso debió haber sido el cocker spanish de la paz.
-Bonavena una vez alzó una paloma muerta, la puso delante de un fotógrafo y dijo: "Sacá la foto y publicala. Te tiro el título: Ésta es la paloma de la Paz´".
-¡Che, qué lindo eso!
-Metelo en una historieta... ¿Así que peligrosos los conejos?
-Hay un momento de cine que me influyó muchísimo. Es en Los caballeros de la mesa cuadrada . Van a una cueva donde hay un monstruo que mata. Llegan y están los pedazos de gente, mucha sangre? Y dicen ¡ahí viene el monstruo! Y cuando sale, es un conejito blanco y Lancelot y los demás lo miran y jaaa? el conejito pasa y al primero le corta la cabeza y al segundo un brazo. Los mata a todos. Absurdo puro. Lindo ¿no?
-¿Comiste conejo alguna vez?
-Sí, pero... me da impresión. Y ya no más, me voy a poner antropófago. Aceitunas sí, las como y me las imagino gritando ¡ay! ¡ah! ¡ay! Es lo que les toca vivir. Oliverio siempre sufre.
-Tu aceituna Oliverio, ¿pariente de Girondo?
-No. Pero tuve una época en que enloquecí con su Espantapájaros .
-Te tildan de poeta. ¿Cómo te llevás con ella?
-¿Con la poesía? Tengo una cosa... la siento muchas veces muy pretenciosa. Me cuesta entrarle. Están bien las palabras pero le falta humor. Girondo sí me hacía reír para afuera. Esa poesía, la de la puteada larga, "que te salgan patas de araña de los poros" ¡es desopilante! Que quieras tirar un cigarrillo y él te tire a vos, es absurdo total.
-Noto cierto enojo en tu ceño, ¿por?
-Es que hay algo que siempre me dio rabia y es que la gente está dispuesta a hacer un laburo de interpretación, pero en otras expresiones del arte.
-Explicame tu rabia un poco más.
-Veo que la gente se para frente a una instalación moderna de un seudointelectual que cuelga un ténder y se agarra la cabeza y a ver, ¿qué quiso decir? Con la historieta es como que tiene que estar todo explicado. Busco a veces que las cosas queden abiertas para que las llene el lector.
-La ambigüedad al Poder.
-Sí, un gesto de no subestimación. Cuando veo cine de Lucrecia Martel -me gustó mucho La ciénaga -, pasa eso. El final de La niña santa , tan abstracto, es una maravilla, una chica nada en una pileta? Todos los cabos sin atar. Gran gesto de confianza y cariño por el espectador.
-Volvamos sobre tu abundancia de animales.
-A veces los uso como comunidad: no es un pingüino, no es una oveja, son todos. Trato de encontrar en la masa lo interesante. El Eternauta tiene algo de eso: no hay un héroe, hay gente que se ayuda. Para mí todos los pingüinos u ovejas son interesantes. Igual las personas.
-Se suele dividir al mundo entre los que aman a los perros o a los gatos.
-A mí me gustaban más los perros, después empecé a dibujar tantos Fellinis que me encariñé con los gatos. El perro es más tonto, te da como un amor incondicional, y el gato es como más peligroso, no sabés con qué te viene. A Angie los gatos le dan miedo, los perros le encantan. Yo soy más un bisexual, bianimal, pero me resulta mucho más fácil hacer humor con un gato. En el Macanudo 1 hay un perrito y después no me dio más hacerlo. Y Fellini, una vez que apareció? trrrrugg?, se quedó.
-Discutiendo con María Elena Walsh sobre perros y gatos, ella, citando a no sé quién, me dijo: "Los gatos son mejores. Fijate, no vas a encontrar gatos de policía". Enmudecí.
-Pero ¡qué divina! Se lo voy a robar y lo voy a usar.
(Pido permiso para ir al baño. Más allá del alivio diurético, aprovecho para mironear. ¿Tendrá Liniers aquí un conejo enjaulado? No lo encuentro. Pero en una de las paredes veo, muy destacada, una ex tapa de inodoro con el conejo de la historieta retratado. Abajo, la palabra "cagaste". Al lado, "felicidad". Retorno y propongo:)
-Supongamos: ahora entra a tu departamento un mago en ascenso. El tipo te pide, imperativo, no menos de 70 conejos. Busca el récord mundial sacando conejos de la galera. ¿Cómo resolvés el apremiante pedido?
-Mmm... le diría lo que dijo alguna vez Steinbeck. Las ideas son como los conejos, tenés un par, y si las tratás bien, en poco tiempo tenés un montón. Así que si quiere 70, con tener dos y tiempo, listo.
-Contame más sobre tu relación con la poesía.
-Adolescente entré a la poesía, alguna chica me había destrozado, estaba yo medio hilacha y fui arrastrándome a una biblioteca, anoté partecitas de Borges? Después Rimbaud, me sonaba copado el personaje. No lo entendí. A Una temporada en el infierno lo leí como tres veces, entraba y rebotaba. Me gustaba Bukowsky, sus poesías son como cuentitos.
-¿Y García Lorca?
-Mi viejo me alentó a leer en inglés, entonces en castellano Oliverio, no mucho más. A Lorca no lo leí nunca.
-Federico tus historietas las adoraría.
-Es uno de los piropos más lindos que me han dicho en 25 años.
-Andá por los dibujos zurcidos en el aire de García Lorca y después, en puntitas de pie, entrale a su poesía. Encontrarás a una criatura. La mirada-criatura late en tus personajes.
-Bueno, a mí la literatura infantil me encanta, admiro a Isol, una especie de María Elena Walsh actual que tiene desarrollado el puente a la infancia. Una vez hice un libro para chicos y tardé dos años. Porque, ¿cómo le hablás a un chico? Y ése fue el error. Preguntarme eso.
-Hasta para ser lúcido se necesita ser inocente.
-Claro, me enrosqué. Le pregunté a Isol: "¿Te conectás haciendo memoria?" Y me dijo: "Vos estás loco. Yo me siento y dibujo y le cuento una historia". Y me fui a casa... y me acordé cuando mis padres me decían que sueñes con los angelitos y apagaban la luz. Yo sentía que el techo desaparecía, se me abría el espacio y bajaba un tigre. Mucho miedo. Y empecé la historia por ahí. Ocurre con la literatura infantil, se la subestima. Hay que tener un talento muy particular para agarrar a un chico y entusiasmarlo. El cariño que tengo por los libros que leí cuando era chico es más enorme que el que tengo por los de ahora. Bolaño es maravilloso pero Tom Sawyer es un amigo de la infancia. Lo primero que leí y no pude soltar fue Mafalda. Después Sandokán y Asterix y todos. Pero mi puerta fue Quino.
-Ponés bombas con dulzura. Gotitas de humor negro en charquitos de miel.
-Me dicen: "Lo tuyo es naïf, pero me gusta". Otro piropo me lo dijo Canela: "Vos lo que hacés es transgredir desde la ternura". Siento que soy un travieso... A mí me gusta que las cosas que hago tengan diferentes niveles de lectura. Yo me acuerdo perfecto de la tortuga Burocracia. Mafalda dice "¡Burocracia, su lechuguita!" Y se sienta en un banquito y pasan siete cuadritos iguales y en el último llega la tortuga. Yo no sabía qué significaba, cuando grande la releí y ahhhh ¡era esto! Igual me pasó con los Simpson.
-En la literatura, en el cine, en la plástica, cuando a una obra se le señala "ternura" aparece como algo "inferior".
-Es verdad, la ternura no suele aparecer en grandes obras, pero de vez en cuando se cuela. El perro en la arena de Goya siempre me dio ternura, o el cine de Chaplin y Buster Keaton. Matar a un Ruiseñor de Harper Lee tiene bastante ternura. O Mark Twain. O la película Amélie , Juno... La ternura puede empalagar, pero en su punto justo es muy disfrutable.
-Veamos la diferencia entre candor e ingenuidad.
-Yo le tengo más cariño al candor, no quiero ser ingenuo. Prefiero tener una mirada más optimista, porque tuve la suerte de una muy linda vida familiar.
-Para los usos y costumbres, como artista estás en desventaja: tuviste una buena vida.
-Claro, uno dice qué suerte la de Chaplín, la madre se volvió loca, ¡así cualquiera es un genio! Yo tuve todo bien.
-Estás al borde de la palabra optimismo. Raro en un humorista.
-Pero sería falso si no la dijera. Yo a veces descreo de ciertos tipos, cantantes quejosos que laburan en lo que les gusta. Lo quieren, lo adoran, tiene novias, y el tipo está deprimido? ¡No te creo nada! Sí creo en el enojo que te genera la injusticia. ¿Viste que Woody Allen dividía la humanidad entre lo horrible y lo trágico? Lo trágico somos todos nosotros, lo horrible es la gente que no tiene piernas. En mi caso está lo grande y lo chiquito, y lo grande muchas veces puede ser muy siniestro, viene en las tapas de los diarios. Lo chiquitito lo encontrás cuando cerrás el diario: al lado está tu mujer y tu hija, te llama por teléfono tu mamá? No hay que perder el registro de esas dos cosas a la hora de hacer tu obra.
-Te veo cazador de insignificancias. Un cazador y un redentor.
(Le digo esto a Liniers. Y me detengo en dos momentos de su historieta. En dos accidentes. En el primero está soplando un dibujo de Enriqueta para que se seque; se le sale una pequeña escupida. "Perdón", dice el Liniers con orejas de conejo. Y se pregunta perplejo: "¿Le acabo de pedir perdón a un dibujo?" Otro momento: Liniers se está afeitando. "Uy? me corté", y se pega un papelito para parar la sangre. Al rato se da cuenta de que el papelito sigue en su mentón. Se lo saca, lo tira por la ventana: "Vuela papelito... ¡eres libre al fin!"
-Lo tuyo vendría a ser la epopeya de lo chiquitito.
-Y sí. Para mí, lo lindo es el absurdo, cuando pasa algo que no hay manera de que te la veas venir.
-Los acontecimientos y despelotes que preocupan a tantos humoristas a vos no te producen la menor fascinación.
-A ver, en la historieta hay como un prejuicio de que tiene que ser de aventuras, chistes, superhéroes. Pero aparecen autores que la llevan a la literatura, a la autobiografía y trastocan los mecanismos de narración. Eso te da permiso para rebelarte. ¿Por qué mi personaje tiene que ser un superhéroe?
-Entre las cataratas del Iguazú y tu laguito interior, ¿preferís?...
-La observación de los grandes sucesos, eso que sale en las tapas de los diarios no, no me va. Para mí todas las personas son interesantes. Agarrás a una, le preguntás algo y tiene un cuento, más o menos bizarro. No sé de otros, a mí me toca vivir adentro de mí. Y con una vida linda, siempre. Entonces, ¿qué mierda hago? Asumo el optimismo; no me parece una mala palabra tampoco.
1 comentario:
Haaaa!! es genial la nota!
Lástima que no tengo el diario, es para guardar!
cómo lo admiro a este loco, no tiene nombre...
la risa de lo simple, lo bueno de lo cotidiano, la hermosura de las coasas más infimas... un terrible optimista. Nunca me sentí tan identificada con alguien.-
un amor platónico? el humorista de mi humor? el filósofo de mis pensamientos?
No se, pero con el 90% de las tiras me siento identificada, ya sea porque yo podría haberle encontrado esa gracia a eso que pasa tan desapercivido, o porque también me puse a filosofar sobre un tema y llegado a las mismas concluciones.
Simplemente, genial.
Saludos a quien correspondan, y gracias por dejarme espacio para expresar mi admiración x)
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