Viernes, 12 de Septiembre de 2008 - Pagina/12
GUSTAVO SALA, DIBUJANTE TITULAR DE FIERRO
“Mi estilo está en desarrollo”
Primero con Tiras para arriba y ahora con El baño, el dibujante que también publica en el Suplemento NO se hizo un lugar en el afecto de los lectores. “Lo que más me cuesta es saber qué quiero contar. Tanta libertad te puede volver loco”, dice.
Por Lautaro Ortiz
A poco de cumplir dos años de vida, quien se proponga hacer un balance de esta segunda y exitosa etapa de Fierro deberá tener en cuenta un dato nada anecdótico: Gustavo Sala (historietista, guionista, dibujante, músico y actor) es el único titular indiscutible de la revista de historietas que edita PáginaI12. Nunca lesionado, cumpliendo con las exigencias de entrega, adaptándose a los espacios, el marplatense nacido en 1973 se convirtió desde la primera edición de Fierro –en noviembre de 2006– en número puesto. ¿La razón? Nadie lo sabe bien, pero todos sospechan que en sus personajes y situaciones (en cuatro cuadritos por tira Sala puede mostrar todos los rostros del humor gráfico) ya logró convertirse en marca indeleble de la historieta argentina. Pero no sólo esa titularidad hizo de Sala un imprescindible entre los lectores (tanto lo reclamaban que abandonó el formato de Tiras para arriba para encarar una historieta de mayor aliento, El baño), sino además su tira semanal Bife Angosto (sale los jueves en el Suplemento NO) y sus apariciones en la revista Barcelona que son seguidas por varios fans internautas. Todo eso complotó para que Divinsky (Ediciones de La Flor) se convenciera de publicar el segundo libro de Sala, Bife Angosto, con prólogo de Leo Maslíah, uruguayo perplejo ante “el mundo descarnado y descacharrante” que propone el marplatense.
–¿Le gusta que definan su humor como absurdo?
–No estoy seguro, yo prefiero no definirlo. El término absurdo viene medio bastardeado, porque últimamente muchos creen que hacer algo “absurdo” es hacer cualquier cosa. En realidad es un poco así y un poco (bastante) no. Antes que absurdo, prefiero ser gracioso y contar algo.
–Consiguió lo que pocos: un estilo reconocible. ¿Cómo fue el proceso para llegar a que los lectores puedan decir sin temor a equivocarse “éste es Sala”?
–Cada dibujante sabe, en algún momento, qué cosas le salen mejor y para qué lado gráfico conviene ir. Con suerte, dedicación y laburo puede aparecer el “estilo”. En algunos casos aparece de pedo, espontáneamente. Otras veces sale a partir de las cosas que no sabemos dibujar o de las propias limitaciones. Doy ejemplos que se escuchan por la calle: “Miren, muchachos, ahí viene Gandulfo, ¡el dibujante que hace las dos manos izquierdas!”, o “¡Qué placer tener en este restorán a Balastro, el dibujante cuya figura humana es una mierda!”. Mi estilo está en pleno desarrollo, lo estoy alimentando con comida para vacas, se está poniendo gordo y fuerte. Ya van a ver cuando crezca...
–Y ese estilo también se alimenta de influencias.
–Sí, de muchos. De pendejo me volvía loco con Carlos Nine, después Robert Crumb, los dibujitos de Ren y Stimpy, El Niño Rodríguez, Dany The O, Pablo Fayó, Burns, Bagge y muchos otros. Pero hoy estoy a full con Mariano Grondona y Miguel Cantilo: ¡No se puede creer lo que dibujan esos hijos de puta!
–¿Cómo fue abandonar el formato tira (por pedido de los lectores de Fierro) y pensar una historia con mayor desarrollo como El baño?
–Muchas veces se me ocurren ideas que se pueden resolver en el espacio de una tira (unos cuatro cuadritos), es un formato lindo para trabajar, además es más fácil de publicar una tira en una revista, que una macrosaga de 700 páginas sobre la caída del Imperio Otomano. En un principio, cuando publicaba en Fierro Tiras para arriba, yo pensaba en historias de dos o tres páginas, pero terminaba usando las ideas para las tiras. Estoy mal acostumbrado a ese formato y me cuesta embarcarme en una historia larga. Me da mucha fiaca, quiero terminar lo antes posible para verlo impreso. El baño (la historia de un tipo que tiene ganas de cagar y nunca lo consigue) la pensé como una historieta unitaria y chau. Después surgió la idea de convertirla en serie. Lo que más me cuesta es saber qué carajo quiero contar. Tener tanta libertad te puede volver loco porque implica que tengan que suceder más cosas, que haya más personajes, situaciones y... contratar a Los Nocheros o Flaming Lips para que hagan la banda de sonido.
–Alguna vez comparó ese proceso con “pegar figuritas”. ¿Cómo es su forma de trabajo?
–Con El baño parto de una idea base y voy improvisando sobre la marcha, sabiendo de antemano con cuántas páginas cuento y hasta con cuántos cuadritos, pero sin saber cómo voy a terminar la historia. Si fuera un dibujante serio, bocetaría todo previamente y tendría todo calculado antes de empezar a trabajar con los originales, pero como no tengo paciencia empiezo derecho y que sea lo que dios quiera (cuando quiere). Este recurso loco y audaz termina haciéndome perder más tiempo que si hubiera tenido todo planificado y bocetado. Pero ya voy a aprender.
–¿Cuánto tiene que ver Humberto Miranda, dibujante que trabaja con usted poniéndole color a los trabajos?
–Es mi compañero de aventuras o mi esclavo, si se quiere. Siempre está y además se pone la camiseta. Nos juntamos en su casa, yo con los originales para Fierro, el suple NO o lo que sea y él pinta y... pone el agua para el mate. Se encarga de colorear mis páginas y enviarlas a los medios. Salen publicadas y todos felices. La magia de historieta... si es que existe.
–También trabaja de actor y guionista de espectáculos. ¿Cómo se complementan esas facetas?
–Sí, escribo los monólogos que forman parte de Afeitándose en Alemania, un espectáculo que hacemos los veranos con el actor Pablo Vasco. Y diría que el trabajo arriba del escenario se vincula bastante con el de dibujante, ya que muchas veces tengo que actuar los movimientos de los personajes antes de dibujarlos. A su vez, es totalmente distinto: arriba del escenario no hay tablero, lápices ni tinta china... por suerte, porque sería muy aburrido ir a un teatro a ver cómo un dibujante hace una página en vivo. ¿Cuánta gente puede llevar, por ejemplo, Horacio Altuna en el Maipo dirigido por Gerardo Sofovich?
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