Por Ariel Avilez, especial para NOVA
Tras casi dos décadas de iniciada una serie de litigios judiciales, los herederos de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López – guionista el primero, dibujante el segundo- recuperaron definitiva y totalmente los derechos sobre la obra cumbre de ambos autores, “El Eternauta”. La sentencia dictada por la Suprema Corte de Justicia, culmina así con tantos años de enfrentamiento tribunalicio de ambas familias con Ediciones Record S.A., que en todo este tiempo fue quien les disputó, primero, los derechos sobre la obra en sí y, finalmente, los derechos sobre la marca.
Como nos pareció algo confuso, aprovechamos la oportunidad para consultar el asunto con el Javier Doeyo, editor de “El Eternauta” desde hace once años, que con paciencia docente nos fue explicando.
“Lo primero que tenés que saber es lo siguiente: una cosa es la propiedad intelectual y otra son los derechos marcarios; son dos cosas diferentes, que van por carriles diferentes y que se registran en lugares diferentes. La propiedad intelectual se registra en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, que depende del Ministerio de Justicia. Y por otro lado tenés el registro de marcas y patentes, que depende de la Secretaria de Industria, del Ministerio de Producción, y que es una organización de marcas para que uno pueda registrar, por ejemplo, un nombre, para que nadie saque una bebida de color negro y decida llamarla “Coca-Cola”. Los registros de marcas tienen diferentes categorías. Por ejemplo, la que nos ocupa es la categoría 16, que es la de papelería y revistas”, detalló.
¿Cómo llega Ediciones Record a disputarle a los herederos de Oesterheld y de Solano López tanto obra como marca? “El Eternauta” fue creado en 1957 para la Revista Hora Cero y comienza a publicarse en episodios; casi dos décadas después entra en escena Alfredo Scutti, titular de Ediciones Record, y en 1975 recopila en un solo libro la obra completa, que resulta un éxito. Scutti logra ese mismo año que Solano López le ceda los derechos de autor sobre los dibujos de la obra. Por el lado de Oesterheld, la situación se complica ya que en 1977 pasa a engrosar la lista de personas desaparecidas por la última dictadura cívico-militar (sus cuatro hijas también fueron víctimas), quedando entonces encargada del manejo de su obra la señora Elsa Sánchez; en julio de 1982, Scutti consigue que la viuda le ceda los derechos de autor respecto del guión de “El Eternauta”.
En este punto, Doeyo nos explica un poco más: “Los derechos de autor se pueden comprar porque son una mercancía. Una cosa es un contrato de edición, que es como un alquiler, que tiene un período de tiempo, una duración, un monto. Pero también se puede vender el derecho sobre una obra. Atención: el derecho de la obra; el derecho moral no se puede vender, en la ley Argentina existe siempre. Lo que no puede hacer quien la compra es decir que él la escribió: siempre tiene que acreditar a los autores. Eso se llama derecho moral, eso no lo puede evitar. Vamos por parte: Ediciones Record le compra a la viuda de Oesterheld y a Solano, por separado, sus derechos sobre “El Eternauta”; y en posesión de los derechos, registra la marca y queda a su nombre. ¿Por qué los derechos vuelven a los herederos de los autores? Porque Record no cumple con su parte”.
Efectivamente, en el año 1996 la Justicia decretó que la cesión de derechos sobre el guión hecho por Elsa Sánchez en favor de Scutti resulta nula e inexistente, situación que se reafirmó en el año 2005. Entre otras cosas, se contempló el momento en el que la señora firmó el contrato, “las particulares circunstancias que se encontraba atravesando la actora tras la desaparición de su esposo y sus cuatro únicas hijas durante la última dictadura militar en nuestro país”, dice textualmente la sentencia judicial más reciente.
Por el lado de los derechos sobre el dibujo, en agosto de 2011 la Justicia también decretó nula la cesión de Solano López a Scutti, ya que -según se cuenta en la página oficial de los herederos de Solano- “Ediciones Record nunca cumplió con el pago del 20 por ciento pactado en caso que la obra fuera explotada en Europa”.
En 2010 falleció Alfredo pero Alejandro Scutti, su hijo, continuó al frente de los asuntos de su padre. En 2011 también dejó este mundo Francisco Solano López y, en 2015, Elsa Sánchez; sus herederos, los hijos del primero y los nietos de la segunda, tampoco cesaron en su lucha.
Si bien la propiedad intelectual sobre los guiones y dibujos de la obra ya había sido recuperada por sus lógicos dueños, los derechos sobre la marca continuaban en disputa. Doeyo nos cuenta qué sucedió inmediatamente después de que los herederos recuperaron los derechos sobre guión y dibujos: “Piden la nulidad de la marca para que revierta en favor de los dueños de la Propiedad Intelectual; ganan en la primera instancia. Scutti hijo apela, y los Oesterheld / Solano pierden en la segunda instancia. Y entonces se va con un recurso a la Corte porque hay dos instancias enfrentadas”.
Esto sucedió en el año 2011, cuando “El Eternauta” volvió a estar en boca de todos por un motivo extrahistorietístico: la aparición de “El Nestornauta”, la imagen de Néstor Kirchnerenfundado en el clásico traje del personaje en cuestión. Aprovechando la movida y el favorable giro judicial alrededor de los derechos marcarios (recordemos que los derechos sobre la obra ya no estaban en disputa), Alejandro apareció en varios medios quejándose acerca del uso político de 'su' personaje.
Respecto a esto, Doeyo relata una significativa anécdota ambientada en la Feria del Libro de Buenos Aires: “Cuando Scutti tiene la sentencia a favor en segunda instancia, nos manda un allanamiento a la Rural porque estamos usufructuando una marca que le pertenece. Yo me acuerdo que cuando los de Gendarmería me hacen el acta, le digo al que está al frente '¿Querés que vaya a mi casa, busque el contrato y te lo traiga?'. Él me dice 'No, no, no. Yo tengo la orden de hacer esto, pase lo que pase'. 'Poné en el acta que yo me ofrezco a ir a buscar el contrato', le digo, y esa es una de las cosas que resalta el abogado cuando hace la defensa por la demanda. Se llevaron todo lo que dijera “El Eternauta”. Se llevaron hasta las lonas, las propagandas, y todos los ejemplares que dijeran “El Eternauta”. 'El allanamiento es el resultado de una denuncia penal en mi contra: Scutti me denunció penalmente por usar una marca que le pertenece y hacer ediciones apócrifas. Se presenta ante el juez diciendo que tiene la marca y que es, además, dueño de los derechos de autor. Y por eso pierde. Hace un par de años fui a retirar lo incautado”.
- ¿Ese fue el único conflicto directo que tuvo Ud. con Scutti?
- Yo con Scutti, sí. Lo que hace esta sentencia final de la Corte Suprema es terminar la discusión que había entre Scutti y los herederos. Ahora verán daños y perjuicios y cosas así...
- Pero hoy, en 2018, tras esta resolución de la Corte Suprema, para Scutti ya no hay apelación posible.
- Bueno, no creo que haya una Corte Interamericana de Marcas y Patentes, no creo... Hay para casos de lesa humanidad. Este no es el caso.
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